La risa tiene el poder mágico de traer a la superficie contenidos de su esencia, de la fuente interior. Un pasaporte para subir en globo, en cuestión de segundos, una energía nueva empieza a fluir, acompañada por la risa y la levedad que le es inherente.
¿Has observado que cuanto ríes, de verdad, durante aquellos pocos instantes, se produce un profundo estado meditativo? El estar en el cuerpo se vuelve absolutamente obvio. Las piernas se ablandan (no es preciso suelo), el pensamiento para. Es imposible reír y tener las piernas y las rodillas trabadas. Necesariamente flexionas, ablandas todo el cuerpo.
Es imposible reír sin sentir deseos de mirar hacia lo alto. Sin lagrimear, sin cerrar y abrir los ojos. Un ejercicio natural para limpiar la vista, la ventana del alma.
Es imposible reír sin sentir deseos de colocar las manos en el plexo y en el corazón. Por cierto, las pulsaciones y oxigenación aumentan, el cuerpo se calienta.
Y por último: es imposible reír y pensar al mismo tiempo. Son fenómenos diametralmente opuestos: o te ríes o piensas. Si aún estás pensando, significa que la risa es apenas superficial. Será una risa cortada, desconectada de la fuente y de la alegría. Significa que el risómetro está flojo, aún no se conecto.
Cuando ríes de verdad, realmente, de nada o de todo, la mente se DESCONECTA. Y en ese sentido la risa puede ser una divertida forma de acceder a un estado de no pensamiento. Naturalmente. Tal como cuando danzamos. Reír y danzar son formas naturales, fácilmente disponibles, gratuitas, de parar la mente. Si estás realmente danzando, el pensamiento se detiene.
En la levedad de la risa y la danza podemos olvidar el cuerpo: ¿dónde empieza, dónde termina? O bien, podemos estar tan en el cuerpo, tan en las percepciones, en las sensaciones, en la meditación, que olvidamos pensar, juzgar, criticar, negar. Desde lo más profundo viene una fuerza propulsora que nos vuelve ligeros y agradecidos. De ahí en adelante se hace más fácil reír y danzar, celebrar y agradecer.
Te fundes con la existencia y la existencia se funde contigo. Y si estás realmente riendo – no conduciéndola, sino permitiendo que ella te posea – si estás poseído por el placer y la levedad de la risa, el pensamiento se detiene.
Y cuando regreses a la vida, cuando vuelvas a pensar, es como cuando reiniciamos el computador: está todo pleno, fresh, arreglado. Todos los programas abren, todo funciona: ¡las ideas llegan!!!
¿Cómo practicar la meditación de la risa diariamente?
Súper fácil.
Sin costes, no hay más que despertarse 10 minutos más temprano… ¡Y ganar horas durante el día!
Todas las mañanas, en exacto momento en que te despiertes, antes de abrir los ojos, estírate como un gato. Estira cada músculo del cuerpo. Después de 3-4 minutos, con los ojos aún cerrados, empieza a reír.
Durante 5 minutos, solamente ríe. Al principio estarás provocándola, pero enseguida el propio sonido de tu tentativa causará la risa genuina. Piérdete en la risa. Puede llevarte algunos días hasta que se produzca realmente, pues estamos desacostumbrados del fenómeno de la risa.
FUENTE: http://somostodosum.ig.com.br/conteudo/conteudo.asp?id=08481
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