En este taller tuve la oportunidad de compartir y crecer con un amigo invidente que quiso saber que era un taller de Risoterapia de primera mano.
Gracias a personas como él, con su coraje y ganas de seguir viviendo con todos los sentidos, aprendí que existen muchas personas que ven con los ojos y están ciegos a la vida.
Gracias también a nuestro amigo el perro guia que nos dio una lección de como participar en un taller de Risoterapia.
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